Por María López Herranz
Partiendo de una cita de Michael Goldhaber que decía: “si su trabajo no tiene nada de especial, por mucho que se esfuerce nadie reparará en usted, y eso significará que nadie estará dispuesto a pagarle gran cosa”, Tom Peters, visionario y revolucionario, vaticinó entonces el cambio empresarial que se nos avecinaba, y nos lo advirtió con frases como esta: “En los próximos años su puesto de trabajo actual se evaporará. O por lo menos cambiará hasta el punto de que le será difícil reconocerlo.” Y como no iban a ser todo malas noticias, con su imbatible capacidad de predecir el futuro, también nos lanzó un cabo a través de la Marca Personal: “si no se convierte usted en una estrella, en una marca, está usted acabado”.
Han pasado dieciséis años desde entonces -de ellos los siete últimos más que convulsos- y ya tenemos perspectiva suficiente para decir que el Sr. Peters tenía, como siempre, mucha razón. La idea de “o se distingue o se extingue”, ha resultado ser cierta. Y en el mundo interconectado en el que ya vivimos, y que sin duda estará completamente asentado en el 2020, en una sociedad en la que cada vez más las máquinas serán capaces de realizar trabajos hasta ahora reservados para las personas y en la que en la mayoría de los casos se trabajará por proyectos, los verdaderos líderes necesitarán distinguirse a través de una fuerte Marca Personal y de una Reputación que la complemente, dos conceptos que parecen lo mismo pero que no lo son. Porque la Marca Personal la construimos cada uno de nosotros, destacando determinados atributos conscientemente elegidos y transmitiéndolos a los demás, mientras que la Reputación es lo que otros piensan de nosotros, y eso es algo que no podemos controlar directamente, ya que depende tanto de nuestra Marca Personal como de otros muchos factores. Por eso, cuando Marca Personal y Reputación coinciden se produce un eficaz “posicionamiento” que hace único a quien lo posee, un activo altamente rentable para cualquier líder, y muy especialmente en el contexto 2020.
Y ¿cómo puede el Coaching profesional de calidad contribuir a la construcción de una buena Marca Personal que influya también el la Reputación positiva de un líder? Pues de muchas maneras. Para empezar, en un proceso de Coaching es posible trabajar para determinar aquellos atributos que nos distinguen, que nos hacen únicos. Esto, que podría parecer algo sencillo, no lo es tanto cuando se hace “en solitario”. Si no me creen, hagan la prueba ustedes solos y verán lo difícil que es determinar qué es aquello que nos hace diferentes y que tiene el valor adecuado para basar en ello la Marca Personal de cada uno.
A través de una sólida escucha activa, de las preguntas poderosas adecuadas y de la observación del lenguaje del cuerpo y de las emociones, el Coach puede acompañar a su cliente en el descubrimiento de sus mejores “atributos de marca”, en el compromiso de poner en marcha la construcción de su Marca Personal y en la determinación del Plan de Acción que contenga los pasos necesarios para llevar a cabo ese compromiso.
Ser conscientes de lo que nos hace diferentes es una oportunidad única no sólo para destacar y ser valorados como profesionales y personas, sino también para contribuir, desde el Liderazgo y el Autoliderazgo, a la mejora de los colectivos en los que podemos influir positivamente.
María López Herranz
Coach Ejecutivo y de Equipos PCC por ICF
Past President de la International Coach Federation en España
Autora del manual de Liderazgo “La Estrategia del Cid”
www.centrodelaltorendimientodirectivo.com
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