jueves, 29 de enero de 2015

Más Amor y Humor para los Conflictos interpersonales

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Lídia Torres Belmonte

En las relaciones cotidianas y básicamente con los que más confianza tenemos, es con quienes aparecen con más facilidad nuestras neuras.

Lamentablemente la sabiduría popular, de nuevo, está en lo cierto a través de tan manido dicho: “Donde hay confianza da asco”.

¿Qué hacer cuándo nos asaltan nuestras neuras con nuestra pareja, hijos, padres, hermanos, etc. con temas tan banales y con poca importancia pero que en esos momentos toman unas dimensiones poco racionales y muy emocionales que hace que mostremos al más hermoso “King Kong” que cada uno llevamos dentro?

En general, son temas tan cotidianos como: ”no están las llaves del coche en su cajón” o “¿qué hacen tus zapatillas en medio del salón”? ¿Por qué dejas el dentífrico abierto? …..

Más a menudo de lo que quisiéramos nos encontramos enganchados en conversaciones absurdas que sabemos de sobras que no nos llevarán a ningún entendimiento más que a disgustos y conflictos. Y dependerá de cómo sean las personalidades y la calidad de las relaciones para que éstos tengan mayor o menor duración pero, lo que es seguro es que tendrá sus consecuencias en las relaciones y el bienestar individual de cada uno, incluyendo también las repercusiones somáticas como resultado de las nada inocentes cantidades de neuroquímica que segregan nuestros cuerpos cuando estamos más o menos encaramados en esas conversaciones que suben de tono en espiral y que a veces incluso acaban en fuegos artificiales.

¿Qué podemos hacer para salirnos de esos círculos viciosos nada útiles?

Lo que yo recomiendo a mis clientes en primer lugar es hacer un ejercicio de auto-observación y “darse cuenta” de cuáles son las cosas con que más frecuencia salen de “su centro”. La invitación es a hacer una lista de esas cosas que son como si “le apretaran un botón rojo” y les hace saltar de una forma automática, como si de un resorte se tratara….

En realidad, nadie les hace saltar,….. En general, son temas que van más con uno , dependiendo de sus experiencias anteriores, su educación, cultura, entorno, …

Una vez ya se tiene más consciencia, se pueden tener conversaciones con sus seres queridos, compañeros, etc, con aquellos con los que sin querer y con más frecuencia se practica eso de “la confianza da asco” y hablarles de sus necesidades y “botones rojos”. Manifestarles que son temas que van con uno mismo más que con ellos y después ejercitar las PETICIONES, que no serán concesiones por parte de los otros, sino fruto de un proceso de negociaciones y consenso.

De esta forma, uno se responsabiliza de lo que le ocurre, los demás le podrán entender y en definitiva, empatizarán más y disminuirán los conflictos.

Al mismo tiempo, recomiendo NO DRAMATIZAR con aquello que todavía uno “se engancha”. Buscarle formas de HUMOR y reírse de uno mismo. Al HUMOR ponerle también AMOR a uno mismo. Ser COMPASIVO con uno mismo, que en ningún caso es caer en la pena y el victimismo, sino en el CUIDARSE Y QUERERSE.

Tratarse bien y  SER AMABLE CON UNO MISMO ya que no tenemos otra que vivir con nosotros mismos toda la vida!

En el caso que nos encontremos involucrados en el huracán de las neuras de los otros, es  mejor que no se entremos en ese momento a razonar, pues están “pillados” por sus “botones rojos” emocionales y la salida como decía Einstein nunca se soluciona desde el mismo nivel. Hay que buscar otros niveles de solución ¿ Y cuáles son? De nuevo el AMOR y el HUMOR.

Podemos acercarnos a esa persona a la que queremos y por ejemplo, si a ella le provoca nervios, enfado o rabia el ir al cajón donde están las llaves del coche y no encontrarlas, no entrar a discutir sino mostrarle cariño y aprecio o directamente amor dependiendo del tipo de relación que se tenga. Y nunca entrar a discutir las causas por las que no están las llaves en el cajón ni entrar en juicios personales que no hacen más que dañar gravemente la situación y la relación. Es mejor ORIENTARSE HACIA LA SOLUCIÓN y en este caso, colaborar en encontrarlas.

Simultáneamente añadirle TOQUES DE HUMOR que hagan reír a la persona y sacarle toda la gravedad. Pero hay que ir con mucho cuidado de que sea un humor compartido y entendido por ambas partes y , en ningún caso, se olfatee cinismo ni sarcasmo ya que obviamente conseguiríamos lo contrario pero multiplicado pos tres. Ni tampoco reírse de la persona sino con ella y de la situación.

Cada uno tiene que encontrar su modo y estilo de relacionarse con amor y  humor. Es ir probando y lanzarse a hacer cosas nuevas y divertidas pues ya sabemos el dicho de “si hacemos lo mismo el resultado será lo mismo”  Y peor todavía! o al tratarse de conflictos de relación y convivencia  ¡si hacemos los mismo los resultados no serán sólo los mismos, sino serán peores…!

¿Cómo podrías aplicar y desarrollar cada vez más toques de humor en las situaciones tensas y conflictivas?

¿Qué acciones nuevas probarás la próxima vez que alguien te apriete “tus botones rojos” o viceversa cuando tu te encuentres presa de las “neuras” de otro/s”?

Lídia Torres Belmonte
Coach
SAVANTI


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