Por Elisa Rodríguez
Ante situaciones más complicadas, de estrés o tal vez traumáticas (aquellas que producen un shock, herida emocional…) puede que en lugar de responder reaccionemos, en un primer momento, sin ser “dueños” o “conscientes” de esa respuesta; puede también que huyamos o evitemos esa situación… Sea cual sea esa respuesta inicial, esa situación nos llama… ¡para afrontarla!
Y… ¿cómo? En estos casos, podemos recurrir a varias estrategias. Estrategias de afrontamiento para volver a recuperar el control de esa respuesta, centradas en la situación, para resolver el problema o centradas en la emoción, cambiando la forma de interpretar lo que sucede, posicionándonos desde otra perspectiva, modificando nuestra actitud desde la que actuamos.
Y en este proceso “de afrontamiento”, resulta también clave desarrollar estrategias resilientes.
La Resiliencia, “capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e, inclusive, ser transformado por ellas” (Grotberg, 1995), nos abre una puerta para dar una respuesta y en definitiva, un ajuste saludable a la adversidad.
Sin llegar a tener que estar en una situación adversa, cada uno en su momento y situación personales… ¿cómo podemos hacer para ser más resilientes? ¿cómo podemos ir entrenando esa capacidad que todos tenemos?
Propongo algunas estrategias positivas o acciones que podemos poner en práctica para dar un paso más:
Aceptar el acontecimiento que genera esa situación. ¿Quién elijo ser en ese contexto?Buscar apoyo social, compartir la pena y el dolor. Cada emoción nos da una información. Liberar y compartirlas, así como elegir el tiempo de permanecer en cada una de ellas es una opción. ¿A quién puedo acudir?Continuar el día a día. Reorganizar la vida cotidiana, tal vez con nuevas actividades, ya sean familiares, profesionales o sociales. ¿Qué más cosas puedo hacer?Desarrollar enfoque o mirada en positivo, destacar los aspectos positivos que el acontecimiento pueda tener (hasta donde sea posible). ¿Qué necesito cambiar en este punto?Evaluar y reevaluar la situación. Si una evaluación inicial de la situación o acontecimiento ocurrido nos permite una estimación y valoración de los recursos disponibles, hacer una reevaluación puede modificar esa valoración de la situación inicial y permitirnos ver nuevas perspectivas y un grado de “amenaza” menor. ¿Qué me ofrece esta situación?Definir y establecer nuevas metas y relaciones. ¿Cuáles tienen sentido para mí?“Nada es difícil si hay voluntad”… ¿Por dónde empezamos?
“Tú decides. Tú eliges”
Elisa Rodríguez
Keep Coaching
www.tudecidestueliges.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario