martes, 3 de febrero de 2015

Liderazgo inspirador y el Triángulo de la Armonía (1/2)

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Por Pablo Tovar

Poco más de tres años después, en enero de 2008, dejé mi carrera como directivo de recursos humanos y mi último empleo. Y ese mismo año, gracias de nuevo a Francisco Giménez y a Brian Bacon, puede a empezar como facilitador en Telefónica, en su fantástica universidad corporativa, de ese mismo seminario que yo había hecho años atrás. Desde entonces he impartido ese seminario alrededor de 100 veces, en todos los roles posibles, incluso formando a decenas de facilitadores para impartirlo, tanto dentro como fuera de España, en empresas como, además de la citada Telefónica, Ferrovial, Makro, Novartis, Santander… Es un programa que hoy forma parte de mí, de mi esencia, de mi filosofía de vida, de quien verdaderamente soy.

Ese programa se llama Self Managing Leadership (se puede traducir como ‘liderazgo de uno mismo’) y ha sido realizado por más de 200.000 ejecutivos de más de 90 países durante más de 25 años. El programa es una combinación única y muy poderosa de elementos originales y otros adaptados que provienen de las tradiciones filosóficas occidentales y orientales, que se convierte en una experiencia con un notable potencial transformador para quien lo realiza. ¡Ni te cuento lo que transforma haberlo impartido 100 veces, junto a cientos de colegas y con miles de participantes!

De todos los elementos que lo forman hay uno que me parece especialmente poderoso. Es sin duda uno de mis favoritos. Se trata del Triángulo de la Armonía.

Un concepto desarrollado por el propio Brian y basado en el conocimiento filosófico del inigualable Pitágoras de Samos. Este elemento lo introducimos en el programa cuando hablamos del Propósito, de la importancia para un líder de conectar con aquello que le da sentido a su vida, con aquello que aporta plenitud y que tiene mucho que ver con la contribución que podemos hacer al mundo en que vivimos. Eso permite al líder, en definitiva a cualquier persona, alcanzar una fortaleza de carácter con la que no dejar indiferente a casi nadie ejerciciendo un modelo de liderazgo inspirador verdaderamente impactante.

Pitágoras, tras aprender con sus maestros de Mileto, Tales y Anaximandro, viaja a Egipto animado sobre todo por el primero para descubrir el verdadero conocimiento, esos saberes vedados para la mayoría, y que poseían entonces los sacerdotes de aquel país. Su maestro Tales había estado en Egipto unos años atrás y sabía que Pitágoras, que era un ser privilegiado, especial, su mejor discípulo, tenía que ir a Egipto.

Tuvo que insistir mucho Pitágoras para poder ser aceptado por los poderosos y elitistas sacerdotes, siendo rechazado varias veces a pesar de que contaba con la simpatía del entonces faraón Amasis, gracias a una carta de recomendación que para él llevaba del tirano de Samos, Polícrates, quien había luchado junto al faraón frente a los persas. Finalmente consiguió Pitágoras, por su aplomo y tenacidad, ser aceptado por los sacerdotes en Tebas, llegando a pasar 20 años de su vida en Egipto. Luego pasó 15 en Babilonia y también llegó a viajar a la India y a China.

Con todas esas influencias pudo Pitágoras definir su visión de las leyes de la armonía, entender la experiencia de armonía entre las personas. ¿De dónde viene o cómo funciona esa armonía? Desde su perspectiva hay 3 elementos cuya relación nos llevan a experimentar armonía en la vida. Y básicamente puede ser explicada por la relación entre tres puntos, que se traducen en un triángulo.

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El primer punto representa el Yo. Pitágoras llevó una vida ascética; no solo era vegetariano y frugal en su alimentación, sino que renunció a lo material y a lo mundano para poder enfrascarse bien en la comprensión de ese Yo, en su esencia, más allá de los diferentes roles que asumimos en el mundo, de nuestras costumbres y lugar en la sociedad, de lo que hacemos. ¿Quiénes somos realmente cuando profundizamos en nuestra esencia? Así, la armonía, de acuerdo con Pitágoras, comienza con la comprensión de ese Yo esencial.

Así la primera causa de desarmonía entre los seres humanos se produce porque hay una confusión sobre lo que es el Yo. Muchos se identifican excesivamente con su rol, directivo, médico, arquitecto, madre… perdiendo la conexión con la esencia. Para experimentar armonía es necesario transcender esos roles, ir más allá, y conectar con nuestro ser, con lo esencial.

Aunque aseguraba Pitágoras que la causa más común de desarmonía es la relación equivocada que se establece entre el yo y los otros, la vida, que es el segundo punto de triángulo. Profundizaré en ello la próxima semana.

Mientras tanto, sé feliz, P.

Pablo Tovar
Coaching Ejecutivo
http://www.pablotovar.com


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