jueves, 21 de mayo de 2015

Dime con quién hablas y te diré como te comportas

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 Por Alberto Rodrigo

Está claro que hemos sido diseñados con, no sólo la capacidad de comunicarnos, sino con la necesidad de ello. Cuando estaba formándome en Programación Neurolinguística aprendimos algo que me llamó mucho la atención y que enseguida resonó en mí, y era lo siguiente – No podemos no comunicar-, es decir, que siempre estamos comunicándonos, con o sin palabras, y yo añadiría con o sin gestos.

Soy de los que cree que aparte del lenguaje o comunicación verbal y no verbal, existe la comunicación energética, espiritual, o para que me entiendas mejor, eso a lo que a veces llamamos química o feeling, y que trasciende lo audible y lo visible. Algo que está dentro y fuera de nosotros, y que de alguna manera trasmitimos sí o sí. Algunas personas tienen más desarrollada la capacidad de percibirlo (intuición) que otras, pero no quiere decir que no exista. Porque somos seres físicos, emocionales y espirituales.

Por eso es tan importante no sólo el cómo, sino con quién, y hasta dónde nos comunicamos. Pero vamos por partes. Lo primero que me gustaría hablar es del dialogo interno. Esto es todo aquello que nos decimos a nosotros mismos y en ocasiones las 24 horas del día. Esa vocecilla interior que nos habla, a menudo son varias a la vez, como si habláramos nosotros con nosotros mismos, con nuestra conciencia, con nuestro ángel de la guarda o con nuestro demonio más feroz. Espero que a estas alturas sobre decirte que me estoy refiriendo en términos metafóricos y no tanto en creencias sobre el bien y el mal… Alguien dijo una vez que somos el resultado de lo que pensamos, lo que creemos y lo que comemos. Y si desarrollamos un poco estos tres conceptos, puedo decir que encuentro bastante razón en esta afirmación, por muy simple que pudiera parecer. En este artículo me enfocaré en los pensamientos, lenguaje, comunicación, y dejaré el tema de las creencias y de la alimentación ahí aparcado para otra ocasión.

Lo que pensamos puede potenciarnos, limitarnos, lanzarnos, paralizarnos, aliviarnos, enfermarnos, curarnos, boicotearnos…. y así podría seguir con más y más verbos; pero la idea es que puede llevarnos a lo positivo o a lo negativo. Usaré este término de “negativo” hoy y sin que sirva de precedente, como excepción, ya que no me gusta y creo que en la mayoría de los casos podemos sustituirlo por otro más acertado. Pero hoy nos vale…

Por eso es tan importante el diálogo interno, y posiblemente sea el más complicado y a la vez sencillo de transformar, ya que no depende de otros, está en nosotros mismos y no nos podemos escapar de él aunque quisiéramos. Así que es importante cuidar mucho aquello que nos decimos a nosotros mismos, y también aprender a dejar pasar o disolver esos diálogos internos que nos llevan a toda la parte negativa de la que hablaba anteriormente. ¿Cómo? Hay varios métodos, la meditación, el enfoque, la repetición de afirmaciones positivas, observar dichos pensamientos y disociarse de ellos para dejarlos pasar, la lectura positiva, la oración

Hasta ahora os he comentado acerca de “hablar con nosotros mismos“. Pero, ¿deberíamos seleccionar con quién debemos o no comunicarnos y cómo? Yo creo que sí, quizás la palabra seleccionar no sea la adecuada, más bien diría elegir libremente con quién queremos hablar, cómo, y dónde; porque toda esta comunicación de alguna manera va a llegar a influir en nuestro comportamiento, hábitos y hasta carácter. Es verdad que hay “comunicaciones no elegidas“, es decir, no puedo elegir quién es mi jefe, mis compañeros de trabajo, familia, etc. Son personas que están en mi entorno, forman parte de mi vida y que yo no elijo. Eso sí, puedo decidir la manera, el tono, la duración y hasta conseguir, que si hay alguien que va a influir en esta comunicación, sea yo y no el otro. Y no me refiero desde el ego de pensar que yo soy mejor que el otro, sino que cuando claramente sepamos que es un tipo de persona con la que no conectamos bien o una comunicación complicada, podamos darle la vuelta, no juzgar, empatizar, casi hasta hipnotizar a la otra persona con nuestro tono, mirada, energía… siempre desde el AMOR.

En la actualidad, muchos de nosotros nos relacionamos bastante a través de las redes sociales, y esto que estás leyendo es un buen ejemplo, me estoy comunicando contigo según lees este artículo. Pero hablando más concretamente de canales como Facebook, whatsapp, twitter, etc… al final somos cada uno de nosotros los que elegimos quién queremos que sea nuestro “amigo/a” y aquello que queremos contar y mostrar de nosotros, sea o no real. Es como un juego, pero es un tipo de comunicación también.

Posando los pies en la tierra, hablemos de los encuentros y amigos/as a los que vemos en carne y hueso, aquellos con los que quedamos para tomarnos un café, una caña, o invitamos a nuestras casas a comer o a cenar. Creo que aquí la elección y el tipo de comunicación son clave. Es en este lugar dónde quizás se cumpla más la sentencia de “Dime con quién vas y te diré quién eres“. Porque todos formamos parte de múltiples sistemas (familiares, laborales, sociales, etc.) e influimos los unos en los otros, por esa necesidad que tenemos de sentirnos parte de un grupo, de tener o ser referentes, porque hemos sido creados para comunicarnos.

Para terminar, me gustaría proponeros un ejercicio que puedes hacer ahora mismo. Venga, no te preocupes que te espero, coge papel y boli que empezamos cuando estés listo/a. ¿Ya?, pues allá vamos. Te invito a que hagas una lista de lo siguiente:

Tus pensamientos más recurrentes. Tus diálogos internos. ¿Qué es lo que te dices a ti mismo/a? ¿Con quién o qué hablas en estos diálogos y de qué?Personas a las que ves diariamente, semanalmente o mensualmente y que son relaciones no elegidas. ¿Cómo son este tipo de relaciones? ¿Qué podrías hacer para mejorar la comunicación con ellos/as?Tus amigos/as preferidos, aquellos con los que quedas por placer, y también para compartir las “cosas” de la vida. ¿Qué te aportan? ¿Qué crees que les aportas? ¿Añadirías a alguien más? ¿Crees que no das abasto, o por el contrario te sientes sólo/a?

Bien, no te voy a pedir que hagas una lista de tus “amigos desconocidos” de las redes, pero sí te propongo que de vez en cuando hagas limpieza y veas a quién te interesa o no seguir.

Por otro lado, y en este mismo papel o cuaderno, intenta hacer una instantánea de ti mismo, dibuja algo que de alguna manera te defina hoy, aquí y ahora. Puedes utilizar lápiz, diferentes colores, tómate el tiempo necesario y sobre todo no te juzgues porque creas que no sabes dibujar o por cómo te esté quedando. Una vez terminado, observa, medita y reflexiona acerca de lo que ves.

Hoy no voy a intentar darte las 10 claves para tener los amigos ideales, o 12 puntos indispensables para una buena comunicación, simplemente con que el ejercicio te sirva para conocerte mejor a ti mismo/a y saber cómo quieres ser y con quién quieres formar un círculo de influencia, ya me es suficiente.

Te dejo también, la semillita que te comentaba al principio, y es que “No podemos no comunicarnos” y que existe el lenguaje verbal, no verbal (ese que nos delata con nuestros gestos), y el espiritual o energético (aquello que trasmitimos de nuestra esencia y con tan sólo nuestra presencia). Piensa acerca de ello, medita, reflexiona… ahora puedes seguir escribiendo tú en tu cuaderno.

Ha sido todo un placer comunicarme contigo. ¡Otro regalo que nos da la vida!

Alberto Rodrigo
Coach Personal
www.coachdevida.es
www.gaycoaching.es


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