Por María López Herranz
Decía Charles Darwin que sólo aquellos que logren adaptarse podrán sobrevivir. Tras los acontecimientos económicos y sociales que hemos visto sucederse desde 2008, estas habilidades se han revelado como esenciales en el mundo organizacional a todos los niveles y, muy especialmente, en el liderazgo. Y además han venido para quedarse. Esto es algo que, de momento, puede considerarse una verdad inmutable. El cambio de paradigma es un hecho, como lo es que ya es imprescindible para cualquier líder demostrar capacidad de adaptación y pensamiento flexible de manera permanente.
Los avances tecnológicos constantes, la informatización global imparable, el alcance y la velocidad de influencia de las Redes Sociales, los nuevos modelos empresariales y de management, los equipos y proyectos multiculturales, el efecto dominó de las fluctuaciones políticas y económicas internacionales…el líder 2020 tendrá éxito en su rol si le acompañan su capacidad de adaptación y la flexibilidad de pensamiento.
En algunos líderes estas habilidades se han ido desarrollando a lo largo de la vida, gracias a factores como el entorno en el que crecieron, la educación recibida, las experiencias vividas, su trayectoria profesional previa, etc. Otros, sin embargo, no las han desarrollado lo suficiente y, en algunos casos, llega un momento en el que toman conciencia de la necesidad de hacerlo para obtener mejores resultados, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Desarrollar la flexibilidad de pensamiento pasa necesariamente por aprender a respetar todos los puntos de vista de una forma sincera, con la humildad de creer que nadie está en posesión de la verdad, ni siquiera uno mismo, puesto que las cosas se pueden ver desde muchos ángulos diferentes y argumentar de muchas maneras distintas. El líder 2020 es el que percibe a su interlocutor como un legítimo “otro” y respeta otras formas de pensar. Por eso cuenta lo más importante para desarrollar la capacidad de generar diferentes perspectivas, es decir, de entrenar el pensamiento flexible. No vemos las cosas como son, sino como somos, así que un mismo hecho puede tener infinitas interpretaciones, no sólo dependiendo de quién lo interprete, sino de su momento vital y de su capacidad de generar nuevos modos de verlo. La flexibilidad de pensamiento libera la creatividad, facilita el descubrimiento de nuevas soluciones y permite tener más recursos para salir de la zona de confort. Esta combinación constituye el mejor caldo de cultivo para desarrollar la adaptación al cambio hasta límites insospechados, lo que contribuye también al progreso de las personas, de las organizaciones y de la sociedad.
Dado que la función principal del coach es acompañar a su coachee para que pueda desarrollar nuevas perspectivas que le permitan alcanzar sus objetivos y encontrar el camino para salir de su zona de confort –movimiento que a su vez la extiende- cualquier profesional o directivo puede encontrar en el coach profesional de calidad al mejor aliado para trabajar la flexibilidad de pensamiento y la capacidad de adaptación. Mediante herramientas conversacionales como las preguntas poderosas o la escalera de inferencias, entre otras, es posible desarrollar con éxito estas dos habilidades, esenciales para ejercer con éxito el liderazgo que demandará la sociedad del futuro inmediato: el liderazgo 2020.
María López Herranz
Coach Ejecutivo y de Equipos PCC por ICF
Past President de la International Coach Federation en España
Autora del manual de Liderazgo “La Estrategia del Cid”
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