Por Pablo Tovar
En este sentido nos hemos encontrado con clientes y patrocinadores (empresas u organizaciones) que nos sugieren cuántas sesiones necesitan o si podemos o no utilizar en el proceso determinadas herramientas de diagnóstico y desarrollo.
El rol del cliente y del patrocinador debe ser encontrar el mejor coach posible para su necesidad. Una vez elegido ese coach, habiendo indagado sobre su cualificación, experiencia, metodología, referencias y trayectoria, deben dejar que sea ese profesional el que decida cuál es el enfoque que utiliza para conseguir los resultados esperados.
Para tener un excelente proceso de coaching las responsabilidades específicas de un buen patrocinador, tanto si es recursos humanos como si es el jefe del cliente, son las siguientes:
- Identificar a los directivos adecuados o susceptibles de realizar un proceso de coaching. Con frecuencia estos procesos se ofrecen a algunos directivos en función de su cargo sin tener en cuenta su interés, motivación y madurez para aprovechar un proceso de este tipo. No todo directivo está en disposición de aprovechar un proceso de coaching ejecutivo.
- Seleccionar a un coach profesional, con una metodología que encaje con los objetivos de la empresa y con la adecuada cualificación y experiencia para poder realizar coaching ejecutivo.
- Participar en la reunión inicial de fijación de objetivos, dando su visión sobre el cliente, reforzando sus puntos fuertes, indicando cuáles son sus áreas de mejora y compartiendo con cliente y coach por qué la empresa está invirtiendo en ese proceso y qué es lo que espera obtener de él.
- Participar en la reunión final de evaluación del proceso.
- Interesarse por la evolución del proceso estableciendo encuentros regulares con el cliente, y si es necesario con cliente y coach. No se trata de fiscalizar el proceso, ni de interrogar al cliente, sino de compartir con él o ella su evolución y ver en qué le puede apoyar. Según mi experiencia es frecuente que haya jefes que también han obtenido aprendizajes relevantes por su participación activa en el proceso de coaching.
Lo que NO debe esperar o solicitar un patrocinador es:
- Tener reuniones a solas con el coach para hablar sobre el cliente, sobre la marcha del proceso, e incluso dándole orientaciones sobre lo que debería hacer. En un proceso de coaching no hay secretos para el cliente.
- Disponer de una copia de los informes de diagnóstico o desarrollo utilizados en el proceso de coaching. Las herramientas utilizadas en el coaching ejecutivo indagan sobre aspectos profundos e íntimos sobre el cliente. Algunos clientes deciden de modo absolutamente voluntario compartir estos informes o parte de ellos con su jefe o con una persona de confianza en recursos humanos. Esto está bien. Creo que puede aportar valor al proceso y puede reforzar la relación entre la partes. De todos modos quiero advertir que muchas de estas herramientas son más sofisticadas o complejas de lo que aparentan y que su uso e interpretación realizada fuera del marco de la relación entre coach y cliente puede llegar a ser arriesgada, sesgada, frívola e irresponsable.
- Que el coach elabore un informe sobre el cliente. El patrocinador tiene derecho a recibir información del proceso, pero siempre la recibirá por parte del cliente. En mis procesos de coaching, el cliente suele preparar con mi apoyo un informe breve para compartir con el patrocinador con los hitos del proceso, que le muestran a aquel parte del retorno de la inversión. De todos modos a esas alturas la mayor parte de patrocinadores, sobre todo si lo son activos, ya han sido testigos de primera mano del retorno de esa inversión.
- Que el coach opine sobre una decisión a tomar sobre el cliente, normalmente relacionada con la evolución de su carrera profesional. Pretender eso es confundir seriamente el trabajo del coach. No fue contratado para ello.
Ojalá estas indicaciones sirvan para que entre todos vayamos profesionalizando el coaching ejecutivo.
Sé feliz, P.
Pablo Tovar
Coaching Ejecutivo
www.addventure.es
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