Os dije que esta semana os facilitaría diez claves para aliviar esa culpa y ese agobio que surge a causa de este tema, y aquí las tenéis:
Acepta que no puedes hacerlo todo perfecto, ni esperar aplausos de todo el mundo. Baja tu nivel de exigencia.Sé sincer@ contigo mism@ y establece tus prioridades de forma honesta, sin culpas ni remordimientos.Plantéate si las necesidades que quieres cubrir de tu hijo o hija son suyas o tuyas. A veces, empezamos a darles de pequeños más de lo que piden, se acostumbran, y luego nos lo exigen y nos chantajean emocionalmente, si pueden.Organiza tus tareas semanales en función de las cosas importantes, sin perder de vista las urgentes, y tomando en cuenta que lo que hoy puede esperar también tiene fecha de caducidad y acaba siendo urgente.Establece, al menos un día a la semana (si puedes más, mejor), para salir antes de trabajar (no alargar la jornada), o para ir direct@ a casa, procura que la cena se resuelva en diez minutos máximo y lo más importante, busca un mínimo de veinte minutos para sentarte tranquilamente en el sofá, sin nada que te distraiga, con tu hij@ o hijos y charlad sobre temas que a ambos os interesen pero que no generen conflicto, no ese día. Explícale que te has propuesto que todas las semanas vais a disfrutar de este espacio para vosotros, y que lo único que le pides es flexibilidad para variar de día. Reparte, en la medida de lo posible, tus tareas con tu pareja. Confía en él o en ella, está más que capacitad@ y si no lo está, es cuestión de práctica, así que deja que practique. No hay nadie imprescindible, e ir de víctima destruye a la larga.Cuando llegues a casa, cada día, procura encerrarte en tu habitación, en el baño o donde sea sola, y hacer algo que te apetezca o sencillamente no hacer nada, pero dedícate ese espacio disfrutándolo, como si fuera tu tesoro personal diario. De esta forma, te darás un pequeño espacio, un respiro, antes de ponerte a disposición de los demás.Escucha a tus hijos. Muchas veces sólo busca que le escuches, no que le soluciones la vida o le juzgues.Siéntate con tu hij@ o hijos y explícale cómo te sientes, por qué haces lo que haces, y explorad juntos de qué forma podéis mejorar la situación que a ambos os vaya bien, y os permita disfrutar un@ de otr@.Intenta relativizar las cosas y poco a poco líbrate del “tengo que”, el “debería” o el “hay que”. Son compañías poco recomendables. Tú eliges lo que haces o no, pero sin buscar la excusa de imposiciones propias o ajenas.No puedo garantizaros que estas diez claves sean la panacea para todos vuestros males, pero sí que si los seguís con apertura de mente, confiando en que podéis lograrlo, y ponéis en ello todo vuestro empeño y ganas, vuestra situación mejorará de forma sustancial, y en casa todos estaréis más tranquilos, en sintonía y más satisfechos, aunque el ser humano casi siempre quiere más, pero eso no es malo si no nos vamos a extremos poco ecológicos para nosotros o para los demás.
Te dejo estas reflexiones que espero puedan ayudarte o, cuanto menos, aportarte otra visión de las cosas.
¡Hasta la próxima semana! ¡Vive y disfruta!
Begoña Poza Navarro.
Coach Familiar y Educativo
Pedagoga Sistémica
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